no habrá vencidos, solo dos perdedores.
Seguramente acabaremos perdiendo el norte y los papeles,
para arrancarnos la pena y la ropa.
Cuando todo acabe,
alzaremos una bandera blanca,
hecha con desgarros de sábanas.
Y así yaceremos tan inertes como vivos,
ausentes y tangibles.
Yo seré esa que después de vencer y ser vencida
contará los días como hoy más uno,
tú, como ayer más dos.
Viviremos entre los mismos cuatro puntos cardinales
pero yo hoy,
tu ayer.
Suerte será no encontrarnos,
mala suerte que sea verdad.
Si me dejas viviré en una isla durante 30 años,
esperando que la guerra acabe.
Como Hiroo Onoda.
No creeré a los que digan que la guerra ha acabado.
No mientras oiga los disparos de mi corazón
y mis lágrimas sigan atrincherando sentimientos.
Seguiré luchando contra los fantasmas con los que me comparaste.
Y un día tejeré con sus sábanas el vestido que has de llevar.
Terminará por segunda vez la guerra.
Quedará una fecha para la historia,
dos bajo tu nombre.
Recordar será fácil para el que tenga memoria.
No será fácil para mí
que te sigo viviendo.
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