• (n) fuerte inclinación hacia los sentimientos, alguien que tiene la capacidad de percibir

    El miedo




    Tengo miedo.
    Un miedo irracional e incoherente
    a dejar de tener miedo.
    A que dejes de apuñalarme con palabras insulsas
    y gestos insustanciales
    que me provoquen aún más miedo.

    Tengo miedo.
    Un miedo tangible y espeso
    a dejar de tener miedo.
    A que dejes de arrancarme la piel
    con tus silenciosos portazos
    o tu compañía ausente.

    Tengo miedo
    a dejar de tener miedo
    porque sé que en el vacío
    de tus palabras, de tus gestos,
    portazos y compañía
    se esconde aún más miedo.
    Y eso me produce pánico.

    Así que tengo pánico
    a dejar de tener miedo
    y llenar mis días de fantasmas
    convirtiendo mi vida en una película de terror
    o, peor, de suspense
    y quedarme suspendida entre la vida y la muerte,
    entre tu ausencia y mi añoranza.
    Que es casi lo mismo a sobremorir.

    Tengo miedo porque un día me dijeron
    que la felicidad no existe
    y eso viene a decir
    que en la tristeza de mis días,
    o de mi vida junto a la tuya,
    puedo hallar la sonrisa.

    Por eso, tengo miedo a que te marches
    y quedarme condenada a no sentir miedo,
    a no sentir tristeza
    y saber que he muerto.

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