Tengo tantas cosas que contarte
- que decirte -
que te llenaría el cuerpo
de puntos suspensivos
y luego los borraría
uno a uno
con la lengua,
con los labios...
Con lo que tu prefieras.
- pero no me hagas elegir -
No perdamos el tiempo.
Pongamos a las agujas de nuestra parte.
Apuntando justo hacía la cama.
O hacía el cielo.
Y luego,
subamos.
Abramos las ventanas de par en par
- y las piernas con ellas -
que se mueran de envidia las nubes
y los pájaros.
Que también sabemos volar
sin alas.
Declaremos la guerra al orden
dejando caer los fragmentos de silencio
junto a los restos de nuestra ropa.
Que el mejor complemento a estas sábanas
sean nuestros cuerpos desnudos.
Dejemos que la noche nos pille así.
Soñando.
Arrancando el algodón al cielo
para abrigarnos del frío
de nuestras bocas separadas.
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